La figura del manager, todos estaremos de acuerdo, es una figura que desempeña un papel clave en las empresas. Aun así, es una palabra o un papel con muchas malinterpretaciones. En este primer artículo quiero responder a la pregunta ¿qué hace un manager? En la parte 2 (publicación en febrero 2022) contestaré a la pregunta ¿qué hace un líder?
Según mi experiencia, si una empresa no cuenta con un buen manager (yo lo llamo Integrador), sus posibilidades de crecer o ser rentable se quedan limitadas. Pero ¿cuáles son exactamente las responsabilidades del manager?
Si tuviera que definirlo en una sola frase diría que su función es la de orquestar al equipo de trabajo de forma que se pueda conseguir la visión de la empresa, se cumplan los objetivos y ofrezca soluciones donde sea necesario.
Pero, como puedes adivinar, necesito algo más que una frase para abordar esta cuestión.
Para liderar un equipo hay que ser los dos: manager y líder
Ser manager y ser líder no son lo mismo, pero son dos conceptos que se encuentran unidos y ambos se convierten en imprescindibles a la hora de liderar un equipo.
Vayamos a un recurso tan accesible como la Wikipedia. En ella se define a un líder como "una persona a la que un grupo sigue". Mientras que un manager es la persona “que conduce el trabajo de otros con el fin de trabajar de manera eficiente".
Como ves, los dos términos se complementan a la perfección y ambos son necesarios.
En el artículo de hoy me quiero centrar, principalmente, en la figura del manager, pero sin perder de vista esta doble perspectiva.
El día que piensas que deberías gestionar de cerca a alguien de tu equipo, sabes que has hecho un error en la contratación.
Jim Collins
Antes de entrar en detalle de lo que hace o debería hacer un manager te quiero invitar a autoevaluarte como manager (y si no eres manager, tal vez quieres evaluar al manager que tienes): del 1 al 10, siendo 10 la mejor nota, ¿qué nota te pones? ¿Y qué nota piensas que te pondrían las personas de tu equipo?
¿Vale la pena invertir tiempo en la labor del manager?
Pero, ¿por qué de todas formas te debería interesar mejorar como manager? ¿Por qué vale la pena invertir tiempo en hacerlo bien? Creo que el siguiente ejemplo lo ilustra.
Pongamos que tienes un equipo de cinco personas. Dependiendo del manager, creo que en esto estamos todos de acuerdo, el rendimiento de cada persona puede aumentar o bajar fácilmente en un 20%. Si ahora multiplicas este 20% (aumento de rendimiento) por 5 (las personas del equipo) el resultado será un 100%. Es decir, gracias a un buen manager el rendimiento del equipo aumenta tanto que corresponde a una persona más. Alcanzado ese punto pregúntate ¿cuánto de tu tiempo sigue siendo rentable?
La respuesta simplificada es que invertir tiempo en tu equipo es rentable.
Ser o hacer como buen manager
En Google hay 2.920.000.000 de entradas y más de 60.000 libros en Amazon sobre cómo debe SER un buen manager. Pero muy pocos que expliquen lo que hay que HACER como buen manager. Espero que este artículo te dé algunas respuestas.
Pero, ojo, existen dos condiciones básicas para ser un buen manager:
- Lo primero es que las personas de tu equipo te importan. De corazón. El otro día tuve una conversación con un empresario que me dijo que para él, lo que importaba era el beneficio. Y a la gente de la empresa la consideraba como un “montón de problemas”. Difícil que una persona así llegue algún día a ser buen manager.
- La segunda es, sencillamente, querer serlo. Ser un buen manager requiere esfuerzo y trabajo y (casi) nunca llega por casualidad. Por lo que hay que quererlo.
Veamos entonces las 5 claves para ser buen manager:
1. Claridad en las expectativas
Si pregunto a los managers y directivos con los que trabajo por las expectativas, casi siempre responden con un sí rotundo: las personas de su equipo conocen las expectativas. Porque es difícil cumplir las expectativas si no las conoces… Ahora bien, las expectativas van en las dos direcciones y como buen manager tienes que conocer las suyas también. No pensar que las conoces. Saberlas.
Esto significa:
- Por un lado escuchar de forma activa a las personas de tu equipo
- Por el otro lado tener claro lo que esperas de ellos y luego comunicárselo de forma clara y, donde corresponde, de forma escrita: las responsabilidades clave, el comportamiento según los valores de la compañía, las prioridades trimestrales y las actividades clave según KPI.
¿Cada uno de los tuyos conoce tus expectativas? ¿Y tú las suyas?
2. Buena comunicación
La base de cualquier interacción humana es la comunicación. Verbal, no verbal, por escrito o en los canales que las partes que se comunican acuerdan. Tiene que funcionar para ambos, o todos. La imposición de canales de comunicación (por ejemplo "a partir de hoy quiero que todos ya solo usamos Slack") no suele funcionar.
La buena comunicación como manager, o jefe, debe ser, al igual que en el punto anterior, en las dos direcciones. Como manager tengo que asegurarme de que las personas de mi equipo hagan el trabajo bien. Solo puedo conseguirlo si hablo poco y pregunto mucho. El manager nunca debería hablar más del 50%. Si hablas más, probablemente estás haciendo parte de su trabajo y a lo mejor no tienes la persona adecuada en el puesto adecuado.
En ocasiones, todos cometemos el error de creer saber lo que piensa el otro, lo que lleva a situaciones de tensión y malentendidos. Por ejemplo, una “mala” cara de un compañero puede hacerte pensar que está rechazando lo que dices, cuando simplemente quiere añadir algo, o tiene una duda concreta. Para saber lo que el otro piensa solo hay una opción, de nuevo: preguntar.
3. El ritmo de reuniones adecuado
Un ingrediente importante (pero parece secreto) para tener éxito es la sistematización. Saber qué se hace, cuándo se hace y cuánto se hace para obtener los resultados deseados. Las mentes y las empresas más exitosas del mundo lo son porque han sabido descifrar lo que les hace exitosas. Y después lo sistematizan.
Lo mismo ocurre con las reuniones. Para manejar bien un equipo hay que saber qué reuniones hacer, cuándo y con qué agenda. Si a veces los ves, a veces no, ahora mucho ahora poco o si no sacas valor de las reuniones no has sabido dar con la receta que necesitas y te recomiendo encarecidamente dedicar tiempo en encontrar el ritmo que necesitas.
Aquí encuentras una guía sobre reuniones. La propuesta ha sido testeada y aplicada en más de 10.000 empresas.
4. Cuidar de tu gente
Es fundamental sentir que importamos y que somos más que un número en la organización. Entre las responsabilidades del manager está la de hacer sentir a cada miembro del equipo que es una pieza clave del engranaje, que importa y que sus sensaciones y opiniones tienen cabida.
Te recomiendo que te reúnas una vez al trimestre con cada persona fuera de la oficina, fuera del contexto de ejecución para saber cómo se siente en la empresa. Si le sigue gustando su puesto y sus responsabilidades, si encaja con la gente, qué preocupaciones o planes de futuro tiene.
Eso sí, evita a toda costa anular o posponer esos encuentros, ya que puede producir el efecto contrario, enviar el mensaje de que “tú no eres prioritario”.
5. Lo bueno y lo malo
Gestionar un equipo significa decir a cada persona lo que se merece escuchar. Lo bueno y lo malo. Ahora bien, como indicado arriba, siempre desde el cariño, porque las personas te importan.
Para poder hacerlo hay que guardar una cierta distancia, al menos la mayoría de nosotros. ¿Cuánto jefe tengo que ser y cuánto amigo puedo ser?, es una pregunta que a menudo escucho. La respuesta, como a menudo es un depende. Depende de si ser amigo no te condiciona en evitar decir cosas que las personas necesitan escuchar, has sido demasiado amigo y deberías tornarte más jefe.
El reconocimiento mueve montañas, mucho más que el dinero. Por lo que es importante como manager trabajarlo de forma proactiva:
- Rápido. Después de haber pasado más de 24 horas, el efecto cae en picado.
- Personal. Si el reconocimiento se da a un grupo o por email, pierde efecto. El mensaje no llega al cerebro límbico, donde procesamos las emociones.
- Especifico. Similar al punto anterior, generalidades no conllevan el efecto deseado. Es mejor reconocer pequeñas cosas, pero concretas que grandes, pero muy difuminadas.
Por ejemplo, mandar un email después de cuatro días a seis personas diciendo “habéis hecho muy buen trabajo la semana pasada con el proyecto xyz”, no generaría tanto efecto.
Lo ideal sería reunirse de forma inmediata, cara a cara y ser concreto: “Pablo, me ha impresionado como has sabido tratar al proveedor para que llegara a tiempo. Y Eva, gracias por estar el miércoles hasta las 20 horas.” etc.
¿Estás siendo un buen manager?
Un manager puede –y debe– ser cercano, amable, respetuoso, pero que comunica de forma clara y exigente lo que espera de cada uno para después estar dispuesto a ayudar donde hace falta.
Ahora que has leído los cinco puntos de arriba te vuelvo a invitar a que te autoevalúes, del 1 al 10, cómo te ves como manager (o cómo ves a tu manager).
La introspección siempre es recomendable, pero mucho mejor aún, es preguntarle a las personas de tu equipo. Cómo te evalúan ellas del 1 al 10 en cada uno de las 5 preguntas. Cuando hayas detectado las debilidades y los puntos que trabajar, es el momento de implementar un plan de mejora y acción para seguir creciendo como profesional.
Y recuerda las dos condiciones básicas:
- Las personas de tu equipo te tienen que importar
- Querer ser bueno como manager
Las personas de tu equipo te lo agradecerán y los resultados de la empresa o del departamento te lo mostrarán.
Ser un buen manager es un viaje de mejora continua que nunca termina. Pero mejorando cada día un poquito, se alcanzan grandes cosas.
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