La palabra líder tiene cierta aura de grandeza inalcanzable, casi misteriosa. Parece la representación del éxito en todos los sentidos, la vistosidad y el talento innato de unos pocos afortunados.
Pues hoy voy a desmontar alguno de estos mitos en torno a la figura del líder. Porque con trabajo y constancia puedes ser un buen líder sin necesidad de reencarnarte en Steve Jobs.
Este artículo es la segunda parte de Líder y manager. En el anterior artículo abordamos el tema de qué es un manager, y hoy seguimos para poder tener una visión completa y precisa con la siguiente pregunta: ¿qué hace un líder?
Mucho se habla de esta figura, tanto en la esfera social y política como en el ámbito laboral. Está claro que es esencial para cualquier organización, pero, ¿sabemos realmente a qué nos referimos, cuál es su papel y dónde están las claves para convertirse en un buen líder?
Líder vs. manager. ¿Todavía no conoces la diferencia?
Líder y manager, manager y líder. Dos conceptos diferentes, dos funciones distintas, pero algo en común. Ambas figuras son necesarias para dirigir un equipo.
El manager es esa persona racional, que trabaja con base en resultados, cifras e indicadores. Es, en definitiva, el gestor que consigue el máximo rendimiento de su equipo.
El líder va por otro camino. A priori nos suena más glamouroso y talentoso. Si buscamos en Google, también encontramos más entradas sobre el tema y tenemos infinidad de libros al respecto. Con pocas palabras, es la persona que abre camino, que muestra a los demás hacía donde ir.
Y lo importante es saber que para dirigir equipos, hay que ser los dos: manager y líder.
En este caso quiero citar la Real Academia Española con su definición del líder: “Persona que dirige o conduce [...] un grupo social u otra colectividad”.
De manera sencilla, el líder atrae seguidores en virtud de lo que dice y de cómo actúa, mientras que el manager debe conseguir objetivos mediante el trabajo de otras personas.
Cómo ser un buen líder
Hay dos condiciones básicas de las que ya hablamos al abordar el papel del manager que son también clave para ser un buen líder. La primera es que tu gente importa, te preocupas y cuidas de ellos. Si la gestión interpersonal y las relaciones internas empiezan a fallar, difícilmente el equipo te seguirá.
La segunda premisa es querer ser un líder competente. Porque si no lo tienes entre tus objetivos y no lo trabajas, siento decirte que difícilmente funcionará. No es algo que pase por accidente.
¿Cuáles son tus grandes líderes de referencia?
Steve Jobs, Elon Musk, Warren Buffet, Bill Gates, Barack Obama, Jack Ma, Reshma Saujani. Cada uno de ellos ha sido o sigue siendo un líder brillante y que ya forma parte de nuestro imaginario colectivo.
Pues bien, ¿sabes lo que tienen en común?
Todos comparten una actitud que los lleva a ir por delante del resto, tienen visión, abren puertas y generan oportunidades.
Además, sin duda, son grandes oradores y personas muy carismáticas. Pero espera, no te vayas. De verdad, no te asustes porque no voy a pedirte que seas como ellos ni a decirte que, sin esas habilidades innatas, no tenemos nada que hacer. Es más, lo que me gustaría hoy, en este artículo, es que saliéramos del clásico “tienes que ser así” para poder, precisamente, convertirte en un líder, no por lo que tienes que ser, sino por lo que tienes que hacer.
Así que veamos estas cinco pautas de actuación que son básicas a la hora de actuar como un buen líder.
5 pautas de actuación para líderes
Dar una dirección clara
Imagínate una expedición. El líder es el que va delante y el que sabe adónde dirigir al resto del grupo. Y para ello debe tener muy claro cuál es el camino y el destino. Si transmite duda o inseguridad, la confianza de quienes le siguen se debilita. Lo mismo ocurre en una organización, si no tiene claro las metas y la visión de la empresa o no lo expresa de manera convincente, la confianza del equipo en sus indicaciones se tambalea.
Para ello, la herramienta que siempre recomiendo es el VTO, el Vision Traction Organizer o, en castellano, el organizador de la visión de la tracción.
Descárgate aquí la plantilla del VTO
La visión de la empresa, ese camino hacia el que tenemos el foco puesto, no es siempre sencilla de definir ni de defender. Por ello, es tarea del líder trabajar de manera proactiva y constante, porque, además, no es suficiente con tenerlo claro, hay que saber cómo transmitirlo. Para ello, asegúrate de apoyarte en el equipo directivo y compartir una misma perspectiva.
Proporcionar las herramientas necesarias
Una de las situaciones más frustrantes para el equipo de trabajo es creer en el propósito y en la misión de la empresa y no tener las herramientas necesarias para alcanzar los objetivos propuestos. Es tu responsabilidad darles la capacidad de avanzar contigo.
Estas herramientas son:
- Recursos: un presupuesto razonable que permita llevar a cabo las acciones necesarias.
- Formación: detecta las carencias y ofréceles el know-how necesario.
- Tecnología: hoy en día es más importante que nunca incorporar la tecnología al día a día. Localiza las necesidades y escucha lo que el equipo tiene que decir.
- Tiempo y atención: ¡Tu tiempo y atención! Para inspirar y recordar la visión, compartir ideas y ajustar rumbos.
Soltar
Has sabido convencerles de tu visión y les has dado las herramientas y los recursos necesarios. Ahora, y solo ahora, es el momento de soltar. Y es que no puedes estar en todo. ¡Eres el líder! Tu trabajo es el de guiar y para eso tienes que ir delante y no en el medio. Si tratas de estar en todo, los árboles no te dejarán ver el bosque.
¿Y esto qué significa? Aquí voy a ser muy rotundo, es necesario que delegues todo lo que puedas. Y con todo me refiero a todo. Sí, sí, que ya nos conocemos y lo sé, soltar cuesta. Pero piénsalo así, el valor que aportas desaparece si no estás al frente. Ahí solo puedes estar tú y el trabajo diario pueden desempeñarlo muchas más personas.
Eso sí, ten en cuenta que para delegar necesitas tener a las personas adecuadas en el puesto adecuado. Si no, delegar puede acabar convirtiéndose en un pequeño desastre, y ahí aparecen los miedos a soltar que mantenemos durante años. Si al delegar no ha ido bien, lo más probable es que no tenías la persona adecuada en el puesto adecuado.
Ser coherente con la visión que estás transmitiendo
Todos sabemos que la buena reputación se construye a lo largo de años pero se puede destruir en un segundo. Lo mismo ocurre con la visión de la compañía. Por eso, la visión que has trabajado y comunicado es un valor que debes cuidar y proteger y la mejor manera es ser 101% coherente y sincero y no perderla nunca de vista. Para ello, hay tres aspectos claves que hay que trabajar desde una misma perspectiva:
- Acciones
- Decisiones
- Predicar con el ejemplo
De nada sirve que pongamos todo nuestro esfuerzo en la creación de la visión de la empresa y una filosofía de la empresa, si después las acciones van a ir por un camino diferente.
Te pongo un ejemplo muy claro para salir un poco de la oficina. Como padre o madre (es decir líder) en casa quieres que los más pequeños interioricen hábitos saludables con la comida [misión]. Sí entre el arroz con verduras del medio día y la ensalada de la noche te sientas en el sofá a comer chucherías, parece evidente que pierdes la credibilidad frente a los niños que también querrán comer golosinas.
Lo mismo ocurre en la empresa: una imagen vale más que mil palabras. Si tú transmites los valores deseados, como el trabajo duro, calidad, servicio al cliente, honestidad o transparencia, con tus propias acciones, valdrá mucho más que mil palabras tuyas. Al fin y al cabo, el líder impacta mucho más de lo que imaginas.
Pensar
Qué evidente suena y qué poco se hace a veces. Los buenos líderes piensan. Porque en la claridad mental se basa su trabajo, para luego comunicarlo. No hay líder que no se tome tiempo para pensar, y no solo no sorprende, sino que parece algo muy lógico.
Pero lo que parece lógico en otros, es muy difícil aplicarlo a nosotros mismos. La vorágine del día a día a menudo hace que no queda tiempo a pensar. Y nunca lo habrá, hasta que no lo hagas una prioridad. Porque poder frenar, ver las cosas con perspectiva, analizar e hilar ideas no es algo que se haga en piloto automático. Se necesita parar, salir de la oficina y dejar tu mente libre.
Todos los líderes que tienen las ideas claras y que conozco lo hacen, y es algo que te aconsejo implementar desde ahora mismo. Despeja un hueco en tu agenda, deja tu móvil y tu portátil y vete a pensar. Así de fácil (y de complicado).
Encuentra una rutina que te ayude a salir de la oficina cada cierto tiempo. Vete a una cafetería a desayunar con tu libreta una vez a la semana, encuentra una ruta que te guste para caminar un par de horas o siéntate en un banco en el parque. Lo que tú prefieras, pero concédete este tiempo con cierta asiduidad y lo verás recompensado con creces.
Del 1 al 10, ¿qué tipo de líder eres?
Esto es ser un buen líder: marcar la dirección a seguir, proporcionar las herramientas adecuadas, soltar el control, dar ejemplo y pensar. Con esto en mente dime, ¿cómo te autoevalúas como líder del 1 al 10?
Este ejercicio te permite detectar tus puntos débiles para poder mejorar poco a poco. Porque un líder no se hace de la noche a la mañana, sino que se trabaja a lo largo de los años.
Y no puedo cerrar el artículo sin responder a la gran pregunta: ¿cuándo ser líder, y cuándo ser manager?
Hay trabajo por hacer porque se trata de ser los dos, cada cual en su momento. En ocasiones debemos ejercer de manager y en ocasiones de líder. A veces tocará cambiar de un minuto a otro. Para saber cuando desempeñar una u otra, piensa si tu rol en un momento concreto es el de ayudar y mejorar la eficacia del equipo o de una persona o por lo contrario debes ocuparte de guiar, inspirar y motivar.
No es tarea sencilla, hay que trabajar para ser un buen líder y también para ser un buen mánager, porque tu equipo necesita los dos perfiles y te agradecerá tus esfuerzos con resultados mejores.
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