Todos hemos estado en este momento: estancados con un tema y con la necesidad de obtener ayuda. Ayuda para la toma de una decisión, para recibir información o para tener otros puntos de vista o simplemente para que alguien escuche. El problema es que habría que preguntar a alguien y esto conlleva riesgos: el riesgo de ser considerado un bobo, de recibir un "no tengo tiempo" como respuesta o de tener que escuchar una respuesta que no queremos escuchar.
Por estas o similares razones muchas personas no preguntan y se callan. Otros en cambio preguntan por todo y a todos y están en el otro extremo. Ninguno de los dos está bien.
Para algunos lideres, managers, directores y CEO pedir ayuda no es nada fácil. Si eres uno de ellos o en tu equipo pedir ayuda es un tema (demasiado o demasiado poco), este artículo es para ti.
Los miedos al preguntar por ayuda
Gorick Ng, autor reconocido de la Harvard Business Review (HBR) entrevistó a 500 CEO sobre qué era lo más difícil para ellos. La respuesta: preguntar por ayuda. La causa detrás de esta respuesta es el miedo. Preguntar conlleva riesgos. En el mejor de los casos aparentamos vulnerables. Y en el peor, incompetentes o perezosos.
Pero al parecer es una lucha con los propios demonios. Veamos lo que ha descubierto la ciencia:
- El miedo a aparentar incompetente o débil
Estudios han mostrado que preguntar por ayuda con tareas simples no tiene impacto en la reputación. Y preguntar por ayuda con tareas complejas incluso tiene un efecto positivo. - El miedo a ser rechazado
Otros estudios han revelado que las personas subestiman hasta en un 50% la probabilidad de que otros quieran ayudar. No solo se subestima la disposición de los demás a ayudar, sino también el esfuerzo que estas personas están dispuestas a invertir. - El miedo a molestar
Ayudar nos hace sentir mejor. La ciencia ha mostrado que ayudar nos puede incluso sacar de un estado de ánimo negativo. Dicho de otra forma, si preguntamos por ayuda, quizás estamos dando a alguien la oportunidad de sentirse mejor 😉
Cómo pedir ayuda
Una cosa es pedir ayuda, otra es el cómo se hace. Al fin y al cabo, pedir por ayuda es una interacción humana más. Y el potencial de conflicto casi siempre está en el “cómo” interactuamos. En lo siguiente voy a detallar tres puntos de cómo pedir ayuda.
Para recibir ayuda (de forma repetitiva y sin dañar tu reputación) primero tienes que mostrar que mereces ayuda.
1. Ganarse respuestas
No soy creyente pero la biblia contiene mucha sabiduría. Dice que dar es más bendito que recibir. Con otras palabras, antes de esperar mucha ayuda, nos la hemos de ganar. Creo firmemente en la justica del universo (lo que será mi Dios supongo) y que el universo hace las cuentas de nuestras aportaciones a nuestro entorno. Si preguntamos cinco veces más de lo que respondimos en algún momento nuestra reputación se desmorona. Por lo que hay que ayudar más que pedir ayuda.
2. Confirmar que preguntar es lo correcto
Existen tres niveles de conocimiento y vamos a ver los tres para saber si pedir ayuda es una buena opción:
- Nivel 1: Lo sé
Son todas aquellas cosas que sabes y que has aprendido a lo largo de la vida. No hace falta hacer preguntas en este primer nivel. - Nivel 2: Con esfuerzo lo podría saber
Muchas veces son las preguntas de esta índole que crean mala reputación. No hacemos suficientes esfuerzos propios antes de preguntar. La respuesta en este caso puede ser “madre mía, ¿y por eso me interrumpes…?”
Existen dos tipos dentro de esa categoría de pregunta:
- Obtener una respuesta (¿Cuáles son las teclas para copiar o pegar en Excel?)
Es una respuesta que puedes obtener con poco esfuerzo al buscarlo en Google, por ejemplo. Ese tipo de preguntas no las hagas, sino optimiza el tiempo de los demás y haz un esfuerzo propio. Y si ya tienes la respuesta, no preguntes “¿a qué es correcto ctrl+c para copiar…?” - ¿Qué harías tú…?
Preguntar a secas “¿qué harías tú?” es dar a entender que no has hecho tus deberes. Por lo cual, anticipa todo lo que el otro preguntará y desarrolla las opciones y las razones de cada una y define tu elección favorita. Es posible que, con este trabajo previo, ya no haga falta que preguntes. Si aun lo ves necesario, explica tus pensamientos (opciones, razones y elección) y pregunta si la otra persona ve algo que tú no ves. No dejes que los demás hagan tus deberes
- Nivel 3: Difícil o imposible de saber
Las preguntas de esa índole son buenas. Pero siempre teniendo en cuenta nuestra cuenta bancaria con el universo de preguntar y ayudar a los demás.
Si ahora has decidido que preguntar es buena elección hay dos tipos de preguntas que podemos hacer:
- Solo quiero la respuesta
Es una pregunta que crea dependencia y carga en nuestra cuenta con el universo (“¿Tienes una plantilla en Excel para…?”) - Quiero que me enseñes
Esa es la mejor opción de los dos porque crea autonomía en el futuro: (“¿De dónde sacas las plantillas de Excel? Busco una para…”)
3. Como pedir ayuda
De forma que estás decidido a lanzar tu pregunta. ¡Bien! Ahora hay que ver cómo hacerlo. Porque la forma en que interactuamos marca la diferencia en cómo nos perciben. Lo importante no es lo que pensamos nosotros; sino lo que el receptor percibe. Y si quieres ser percibido como alguien que se merece ayuda, incorpora los siguientes 7 puntos:
- Usar estructura. "Esta es mi pregunta, y esta es la razón por la que la hago". Esto convierte la pregunta "¿Cómo envío mi petición de vacaciones?" en "Lisa mencionó que tú eres la persona adecuada para preguntar sobre las peticiones de vacaciones. ¿Es esa la versión que he encontrado la más actual?"
- Poco disruptivo. Si preguntas, piensa en ellos, no en ti. ¿Cuál es el momento menos disruptivo para ellos? ¿Cuál es el canal que favorecen ellos? Y siempre es mejor añadir alguna pregunta si ya estás en contacto con la persona que interrumpirlo de nuevo más tarde.
- Multipregunta. Por mucho que nos gusta ayudar, a nadie le gusta ser interrumpido cada cinco minutos. Por lo que si prevés que tendrás más que una pregunta a lo largo del día (o de varios días) y si pueden esperar, colecciónalas y pregúntalas todas a la vez. De esta forma tratas el tiempo del otro con respeto. No es lo mismo ser interrumpido una vez por 20 minutos que cinco veces por cuadro minutos.
- Desde la humildad. Para algunos puede ser difícil, pero si preguntamos por ayuda, hay que hacerlo desde un escalón por debajo: necesito tu ayuda. Si lo hacemos de forma soberbia pronto tendremos una reputación negativa. Y al margen de ello, la respuesta no será la misma en uno que el otro caso.
- Hacer la respuesta fácil. Esto significa dar a los demás algo a lo que reaccionar, en lugar de plantear una pregunta abierta - y un tanto extenuante - como "¿Qué hago ahora?" Comienza compartiendo el contexto en el que se basa tu pregunta, seguido de una pregunta cerrada, como una pregunta de opción múltiple ("¿Qué prefieres: el plan A, B o C?"), una pregunta de sí o no ("¿Estoy pensando en esto de la manera correcta?"), o una pregunta por defecto ("Estaba pensando en el plan A o B. Sugiero el plan A por X razones; ¿piensas de otra manera?").
- Tomar notas. Si la respuesta es más compleja, toma notas de la respuesta. De esa forma muestras que aprecias la respuesta y evitas repetir la pregunta en el futuro.
- Gratitud. Si alguien te ayuda, recibes un regalo. Muestra gratitud. A veces no será la respuesta que esperabas escuchar o la que buscabas o la persona te lleva por terrenos que no pensabas ir. Muestra gratitud. Siempre. (Y después puedes decidir si vuelves a preguntarle en el futuro o no)
Preguntar más... ¡pero mejor!
Preguntar nos une y por lo cual nos hace más fuerte y más eficiente como equipo y como líder, manager o CEO. Pero solo si lo hacemos de forma adecuada. Si has leído hasta aquí te invito a reflexionar sobre los miedos y las preguntas que haces (o te hacen o hacen en el equipo) o te gustaría hacer y mejorar cada día un poquito.
Mejor persona, mejor líder, mejor equipo, mejor empresa, personas más felices.
Próximos pasos...
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- Descargarte libros de forma gratuita o ver unos videos sobre EOS
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¡Muy buen artículo! Este es un reto diario, que todos sufrimos con él, (incluso los que dicen que no, ¡no me lo creo!) y sin duda es un tema clave en ocasiones. Puede hacer toda la diferencia. Gratamente, hoy recibo este artículo en mi correo electrónico justo cuando estaba hablando con un colega que estaba pasando por un momento así. Y me di cuenta de que necesitaba ayuda, pero no quería pedirla porque él es conocido (y de hecho es el máximo responsable) así que parece que tiene que tener respuestas para todo. Pero no tiene. Caminé con mucho cuidado, haciendo preguntas, hasta que él encontró la solución. Creo que se alegró de haber encontrado la solución sin pedir ayuda, pero hubiera sido mucho más fácil si lo hubiera hecho. Afortunadamente, mi formación como coach me permitió ayudarlo a encontrar la solución, de lo contrario, ¡se habría quedado donde estaba cuando se cruzó conmigo! ¡Este artículo es genial! ¡Lo compartiré!
(Perdón por algun error, pues soy Portuguesa y mi Espanhol tiene dias…)