El pescado siempre empieza a pudrirse por la cabeza. Por desgracia, en las empresas sucede lo mismo: según funcione el equipo directivo de una compañía, así funcionará el resto del personal. Al frente de ese equipo directivo se encuentra la persona que en EOS llamamos «el integrador», aunque en otros lugares a veces se la conoce como administrador, director ejecutivo, CEO, director de operaciones o simplemente jefe. Esta persona se sitúa en lo más alto del Organigrama de Responsabilidades. La denominamos integrador, y no rey o reina, para así eliminar el ego de la ecuación, ya que no hay peor enemigo para un equipo que el ego.
Pero volvamos al integrador y al pescado.
¿QUÉ HACE UN INTEGRADOR?
Un integrador debería demostrar una serie de aptitudes para poder estar a la altura de sus responsabilidades y añadir valor a la empresa. Debe ser un comunicador hábil, un miembro leal al equipo y un líder competente. Es quien cultiva la mentalidad de toda la organización.
Las tareas y responsabilidades del integrador incluyen lo siguiente:
Un integrador competente sabe dónde están los problemas en la empresa y cómo se resuelven; es capaz de tomar decisiones eficazmente siempre que sea necesario. En ausencia de un integrador fuerte, la frustración y la falta de enfoque y de productividad ocupan su lugar.
Si falla el integrador, el equipo directivo flaquea. Y cuando algo no va bien en el equipo directivo, lo más probable es que esto perjudique al resto de la empresa.
Hay una frase maravillosa que lo resume a la perfección: «La distancia entre un líder y su equipo es una constante».
A continuación, me gustaría identificar cuatro señales de que es posible que se necesite un integrador más fuerte.
1. FALTA DE RESPONSABILIDAD
Cuando un equipo carece de responsabilidad, las cosas empiezan a torcerse. Sin un integrador fuerte al mando se producirán los siguientes síntomas:
- La consecución de las rocas se sitúa por debajo del 80 % cada trimestre.
- Se completa menos del 90 % de las tareas pendientes acordadas en la Reunión Nivel 10.
- Seguimiento escaso o nulo de las cifras rojas del cuadro de mando.
- Incumplimiento sistemático de los objetivos de la empresa.
Sorprendentemente, estos síntomas suelen estar a la vista de todos, pero nadie se atreve a decir lo obvio: la empresa no cuenta con el liderazgo que merece y necesita para desplegar todo su potencial y retener a la gente buena.
En su lugar, todo el mundo se anda con rodeos y surgen los mismos problemas una y otra vez...
2. PROBLEMAS RECURRENTES
Tal vez hayas vivido una situación en la que los mismos problemas aparecen reiteradamente, como un déjà vu: los objetivos del cuadro de mando no se cumplen, la empresa carece de procesos claros y se hunde en el caos cotidiano; se abordan los temas, pero no se decide nada, o al menos nada que ataje el problema de raíz. La empresa es como el salvaje oeste, cada uno hace lo que puede por sobrevivir. Aunque se utilice el método IDS para identificar, discutir y solucionar los problemas, parece que estos nunca desaparecen del todo.
¿Te suena familiar?
- Surgen problemas similares una y otra vez y nadie sabe qué decir al respecto y cómo resolverlos.
- Las reuniones semanales se quedan en la superficie y la lista de tareas pendientes resulta engañosa y repetitiva.
- Por su parte, el equipo se frustra porque no es capaz de erradicar los problemas de raíz.
Estos tres puntos son un claro indicio de que se necesita un integrador más fuerte que ayude al equipo a identificar los problemas subyacentes que impiden a la empresa alcanzar el éxito. Un buen integrador da pie a conversaciones abiertas, honestas y profundas y no evita los conflictos necesarios.
3. LENTITUD EN LA TOMA DE DECISIONES
Cuando un equipo tiene un proceso de toma de decisiones lento e incluso doloroso, la moral y la productividad disminuyen. Por mi trabajo con decenas de equipos directivos, independientemente del país, el tamaño o el sector de la compañía, puedo afirmar que muy pocas veces he oído que se hubiera tomado una decisión precipitadamente. Sin embargo, en ocasiones existe la sensación de que «alguien» debería poner fin a los debates interminables y decidir de una vez cómo proceder.
Sin una toma de decisiones eficaz y ágil aparecen los siguientes síntomas (por citar algunos):
- Las reuniones se perciben más como una obligación tediosa que como un trabajo en equipo productivo. Es como masticar un chicle una y otra vez y dar vueltas y más vueltas sobre el mismo tema. No queda claro quién toma realmente las decisiones o no se da libertad para tomarlas.
- La toma de decisiones se basa en el consenso. Las largas conversaciones que tratan de complacer a todos acaban sin ningún tipo de medidas o de decisiones concretas. Y cuando dan lugar a decisiones, los resultados rara vez se ponen en práctica.
- Nadie interviene en las disputas politizadas ni toma decisiones en situaciones de estancamiento para dar el último paso y avanzar.
4. ABSORBIDO POR LA ACTIVIDAD DIARIA
La labor del integrador consiste en trabajar a veces en la empresa y a veces para la empresa. A algunos integradores les cuesta mucho apartarse del día a día y dedicarse a asuntos más importantes pero menos urgentes. Esto hace que la empresa se quede estancada y no avance
Como integrador, es crucial mantener una altura de vuelo adecuada para obtener una buena visión de conjunto. Las señales de que el integrador está perdiendo el rumbo y que desaparece demasiadas veces en las actividades cotidianas son las siguientes:
- Por la mesa del integrador pasan demasiadas decisiones (aunque exista un responsable para ello).
- El integrador nunca tiene tiempo y siempre hace horas extras para mantenerse a flote.
- Hay un problema con los 6 componentes clave de EOS en la empresa:
- No está claro hacia dónde quiere ir la empresa
- No hay las personas adecuadas en los puestos adecuados
- No se dispone de datos para tomar decisiones
- Los asuntos cruciales de la empresa no están a la vista y el proceso de toma de decisiones no es eficiente
- Los procesos clave no quedan claros y no se ponen en práctica
- La ejecución es débil y los objetivos no se alcanzan
El integrador adecuado cambia las reglas del juego
Por desgracia, se suele dedicar el tiempo o atención insuficiente a contar con las personas adecuadas en los puestos adecuados, también en el caso de un integrador. Lo habitual es contratar a alguien rápidamente sin meditar bien la decisión y sin un proceso de contratación definido. También puede suceder que el fundador de la empresa no esté dispuesto a hacerse a un lado (asumir el papel de visionario) y contratar a un integrador fuerte para desarrollar todo el potencial de la empresa.
El pescado siempre empieza a pudrirse por la cabeza.
Una empresa debería tener claro si cuenta con el integrador fuerte que necesita o si está luchando con muchos síntomas. En ese caso, el concepto «integrador PAPA» (persona adecuada, puesto adecuado) debería incluirse en la lista de issues del equipo directivo para mantener una conversación abierta y sincera al respecto.
Si quieres ayudar a tu integrador actual a mejorar y no sabes por dónde empezar (y hablas inglés), echa un vistazo aquí: los visionarios e integradores pueden unirse gratuitamente a la plataforma Rocket Fuel Community para acceder a vídeos y recursos muy útiles con consejos prácticos. La suscripción también incluye sesiones mensuales de preguntas y respuestas y un foro para IDS con este grupo de personas con ideas afines.
Por supuesto, también te puedes poner en contacto conmigo directamente para ver cómo EOS y yo podemos ayudarte.
Próximos pasos...
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