Tengo dos hijos, uno de 19 años y uno de 19 meses. Es ciertamente una constelación que invita a preguntar qué ha pasado en mi vida. Pero no te quiero aburrir con estos detalles, sino traerte unas ideas inspiradas en mi hijo pequeño, Milo, y en un artículo que leí recientemente en la Harvard Business Review.
La teoría dice que para ser mejor líder o manager hay que buscar Feedback y a través del autoanálisis y del esfuerzo podemos convertirnos en una mejor versión nuestra mañana. El problema es que en la práctica eso es mucho más difícil que en la teoría y escribirlo en papel. Y allí entra la inspiración de mi hijo Milo:
El otro día lo contemplaba (sí, ahora con el segundo hijo y 18 años más que con el primero tengo esta capacidad de contemplar) y me preguntaba qué es lo que le estoy transmitiendo a esta tierna edad que le quedará para el resto de su vida. Desde luego espero lo mejor y me esfuerzo, pero seamos honestos, por mucho empeño y amor que le ponemos, no solo transferimos cosas buenas. Si encima pensamos en las familias en las que no todo son flores el impacto puede ser muy grande.
Cogiendo estos dos aspectos juntos, mi hijo y la teoría de convertirse en mejor líder, he llegado al tema de los fantasmas familiares y el impacto que tienen. Esto es, lo sabemos y lo han analizado psicólogos tan famosos como M. Bowen, D. Kaplan o V. Sartir, el caso en la psicología normal, es decir, fuera del trabajo. Pero el caso es que somos la misma persona, en la vida como en el trabajo. Por lo que las mismas reglas se aplican. La profesora D. Ancona del MIT Leadership Center ha publicado recientemente un artículo sobre los seis fantasmas que nos pueden perseguir en la vida profesional:
Los 6 fantasmas familiares
- Valores y creencias
Cada familia transmite a sus hijos, a través de palabras y actos, valores y creencias que nos marcarán de por vida. Son cosas como “sin esfuerzo no hay logro”, “el respeto por los demás”, “todos somos iguales”, “tu no eres nadie”, “no trepas tan alto que te caerás”, “puedes ser lo que quieras”, “no os peleéis”, etc.
A veces, estos valores nos dan alas en la vida laboral, a veces nos frenan porque pensamos que no nos lo merecemos o que hay que dar paso a los demás. A menudo veo, por ejemplo, que se evita el conflicto en los equipos directivos con los que trabajo: nos caemos bien, nos gusta compartir espacio y tiempo, pero nadie se atreve a decir lo que todos sabemos. Evitar el conflicto es un valor transmitido en la educación. Pero para llegar a la mejor respuesta en la vida laboral a menudo es necesario entrar en conflicto (sano).
¿Sabes identificar los valores o creencias que tu familia te ha transmitido? ¿Te dan alas o te frenan? - Roles
Si lo queremos o no, en la familia formamos parte de un grupo y nos hemos de adaptar, moldeándonos como una pieza de puzle hasta encajar donde queda hueco. Los padres tienen el carácter formado y no suelen cambiar, de forma que los niños adoptan roles. Típicamente está el payaso, el cerebrillo y el alborotador.
Nuestros roles familiares, en el trabajo, son nuestro hogar emocional y fácilmente recaemos en ellos.
¿Qué roles había en tu familia y cuál era el tuyo? ¿Cómo te ves en el trabajo?
- Secretos
Casi todas las familias tienen algún que otro secreto o tema tabú de los que no se habla de forma abierta. Pueden ser aspectos graves como el abuso, pero también cosas como la orientación sexual, el divorcio o el dinero. Cada familia desarrolla un patrón de comportamiento alrededor de estos temas y pocas veces es tratado con transparencia y honestidad. Estos mismos patrones adoptamos y los mostramos de nuevo cuando, mucho más tarde, nos vemos confrontados con hechos conflictivos, como personas en el equipo que no rinden o colegas problemáticos. Cerramos los ojos o miramos hacia el otro lado.
¿Qué tabúes teníais en la familia y como se trataban? ¿te reconoces en el trabajo?
- Limites
Poner limites y tener límites. Piensa como limites en la libertad de llegar a la hora de comer, invitar amigos, no limpiar la habitación, poner la ropa que quisieras o la hora de dormir para citar algunos puntos.
Con mi hijo Milo, por ejemplo, soy relativamente estricto y pongo los límites de forma clara. Hay familias, todo lo contrario, donde mandan los hijos y pueden hacer de todo. Un extremo o el otro, lo más probable es que la mayoría hemos sido educados en algún punto entremedio. Aun así, nos ha marcado y lo usamos como criterio, a menudo inconscientemente, con nuestros colaboradores.
¿Has crecido en una familia donde todo era posible o más bien lo contrario? ¿Cómo defines e impones limites actualmente? - Triángulos
Las familias (casi) siempre consisten de tres o más personas, lo que conlleva a la influencia triangular. Típico es cuando un hijo tiene buenas notas que el otro no alcanza. O uno es bruto y el otro el ángel. Pero lo mismo aplica a los padres donde uno es más permisivo y el otro exigente etc.
Los niños son especialistas natos en aprovecharse de estas triangulaciones en su favor, yendo de la madre al padre hasta salir con la suya.
El efecto negativo de las triangulaciones es que divide los equipos. Algo poco deseable en el trabajo. En casa, los padres suelen perdonar las triangulaciones, pero no así en el trabajo.
Pensando en tu infancia, ¿recuerdas triangulaciones con tus padres o hermanos que aun hoy reconoces o usas en el trabajo? ¿te favorecen o desfavorecen? - Expectativas y rebelión
Por mucho que nos esforzamos como padres, todos tenemos ciertos deseos, anhelos o expectativas hacia los niños. Y ellos lo sufren. Pueden ser cosas como el éxito, seguir con una tradición familiar o simplemente vestir de forma femenina etc.
En el otro lado están los niños que, de pequeños, siempre quieren complacer a los padres y recibir un “bien hecho, estoy orgullosa de ti”. Y si no llega o la presión no cesa a veces emboca en frustración vital (nunca voy a poder complacer a mi padre), o en la rebelión para ir en la dirección opuesta. El fantasma de los padres nos persigue.
¿Qué expectativas tenían o tienen tus padres hacia ti y como te ves aun hoy afectada por ellas? ¿Qué sigues haciendo hoy con un ojo en tus padres (o los recuerdos de tus padres) deseando su aprobación?
Convivir con los fantasmas familiares
Un árbol puede crecer de mil y una forma, pero no puede moverse del sitio. Los fantasmas familiares son una parte de ti, para bien o para mal.
Lo importante en la vida (profesional) es aprender para ser una persona un poquito mejor mañana que hoy. Y esto se hace al conocerse a uno mismo y partir de allí cambiar si hace falta. Pero son estas fantasmas familiares que a veces nos agarran los pies y no nos dejan evolucionar como deseamos, como jefe o colaborador.
Espero que te ayude, si reconoces tus fantasmas familiares, para primero identificarlos, segundo reconocerlos en tu día a día y tercero ojalá convertirte en una versión algo mejor de ti misma al sobreponerte. Es posible que sientas alivio por entender mejor tus (re)acciones, pero tal vez te avergüenzas. Cambiar estas cosas resulta muy difícil ya que es quienes somos, es nuestra identidad, nuestro ADN en cierto modo. Pero al descubrir fantasmas que no nos sirven de ventaja, tal vez haya llegado el momento de dejarlas atrás para ser mejor líder y manager para tu equipo.
Leadership significa no estar abrumado por las circunstancias y crear un futuro mejor para tu organización y tu equipo. Pero cada organización y cada equipo es un espejo de la persona que lo lidera. Por lo que todos hemos de empezar con nosotros mismos, con nuestra forma de ser y actuar para crear ese mejor mañana.
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